Este artículo NO CONTIENE SPOILERS de ninguna de las siete temporadas de Mad Men.
El pasado 5 de abril la cadena AMC comenzó a emitir en Estados Unidos los siete episodios finales de Mad Men, que echará su cierre definitivo el próximo 17 de mayo. Hacer cábalas sobre el destino final de Don Draper y compañía es tarea complicada y algo inútil, pues son señas de identidad de la serie su aparente opacidad y su esquivo arco dramático central, siempre bifurcado en meandros, digresiones y gozosas tierras de nadie donde se dibujan radiografías perfectas de personajes centrales, secundarios y aún más secundarios. Mad Men nunca ha pretendido contarnos exclusivamente una historia con principio y final, y ha dedicado en cambio ocho años a tallar el mármol con esmero hasta obtener la descripción perfecta de un mundo y una era, los años sesenta americanos, de la que entresacar simbologías con el pasado, el presente y el futuro de allí, de aquí y de todas partes. «Diseccionar la condición humana», podríamos decir algo ingenuamente, pues poner eso por escrito con la mejor intención y banalizar la serie es todo uno.