En el noveno episodio de la segunda temporada de Los Soprano, Paulie Gualtieri, el neurótico, escrupuloso, maniático y extremadamente eficaz lugarteniente de Tony Soprano, requiere los servicios de un médium para superar una crisis personal. Su compañero Christopher Moltisanti acaba de salir de un coma tras haber recibido varios disparos, y le ha comunicado un mensaje que habría recibido en sueños de un gánster rival al que ambos habían asesinado pocos meses antes: este le habría dicho, simplemente, “3 o’clock”. La revelación despierta todos los temores del lunático Paulie, convencido de que la parca vendrá a buscarle a las tres de la madrugada para llevárselo directamente al infierno a recibir castigo por sus múltiples pecados. Tras varias noches sin poder conciliar el sueño, abrazado a un reloj en su cama, acude a una sesión de espiritismo que no hace sino acrecentar sus miedos. Finalmente pide ayuda al párroco de su iglesia, que lo recibe en su oficina. Un nervioso Paulie presenta su caso. El cura, sentado detrás de su escritorio, le afea la sesión con el médium y sentencia: “Debiste acudir a mí primero, así nada de esto habría ocurrido”.
La cita no es literal, pero la frase del párroco remite directamente, con finísima ironía y calculado sarcasmo, a la célebre secuencia inicial de El Padrino, en la que el funerario Bonasera exponía a Don Corleone el caso de la agresión a su hija y posterior puesta en libertad de los culpables. Marlon Brando, desde la penumbra de su escritorio, respondía entonces: “¿Por qué fuiste a la policía? ¿Por qué no acudiste a mí primero?
Artículo completo disponible en el en el número 2 de la edición impresa de Jot Down: especial series TV.